martes, 29 de mayo de 2007

Tarde...

CAPITULO I




Son las 3 de la tarde de este frío invierno, afuera la gente se acelera al ver que una tormenta se acerca y busca desenfrenadamente refugio bajo el toldo de una tienda o en la mampara de una casa fortuita que justo existía para ellos esa tarde.
Por otro lado sigo escuchando esa triste canción que tanto me parte el alma pero que por alguna razón me hace bien, me hace estar mas cerca de esa musa que alguna vez ilumino mis tardes, esas tardes iguales a esta, triste y desolada. El gato por otro lado mira perdidamente un mundo que solo el puede ver y que existe en el rayón de la muralla. Con un famélico “miau” me indica que es hora de cenar. Ya son las 8 de la noche y yo me la he pasado pensando en la gente de afuera en el gato y por supuesto en mi musa.
Recogiendo las cosas una vez que cene, junto a mi gato continuo mi vigilia sin muerte contemplando el agua correr por una de mis ventanas, el frió cada vez es mas intenso pero el frió que siento en mi corazón es mucho mayor, también es mucho mas doloroso en esta eterna espera velando noche a noche el maldito teléfono esperando escuchar aunque sea el que tal.
Durante la noche de repente el velo del sueño es lo único que me alivia de este dolor y me lleva al momento mas lindo e importante de mi vida, me lleva a tu lado amor mío, a “esas tardes” que me traen tanta melancolía. De pronto justo cuando estoy por tocar tus labios y sentir tu cuerpo cálido y suave pegado al mío un relámpago me baja al infierno desde el paraíso y vuelve este dolor interminable.
Ring ring no lo puedo creer, es ella que me llama, valió la pena esperar
_hola… -que tal como has estado tesoro. hacia tiempo que no sabia nada de ti... me apure a hablar.
Un silencio frío y ansioso se hizo presente...-¿estas ahí?
Tengo algo que decirte… Escuche y sonó como un golpe en mi cabeza hecho por un martillo.
Me voy a Madrid a terminar mis estudios, creo que es lo mejor. Tu te estas enganchando cada vez mas de mi y yo la verdad creo que Tb. me hará bien espero que lo entiendas te amo, adiós...
Un frío aun más grande se apodero no solo de mí sino que también de la habitación, hasta el gato sintió esa frialdad se acurruco en mis brazos con el vano intento por encontrar calor.
No lo podía creer mi niña se iba a Madrid y nada seria lo mismo la perdería para siempre siento un vació inmenso en donde alguna vez hubo corazón...




continuara...

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